Intentar comprender no superficialmente la política actual lleva a discernir los contenidos políticos del pensamiento postmoderno y sus raíces. ¿Qué filosofía de la historia madura en su seno un pragmatismo político “antifilosófico”; la mentalidad de consumación, de final y de anclaje en el presente; el estado universal y homogéneo y la anulación de la crítica? Ésta es la pregunta que se encuentra en el punto de partida del presente ensayo. ¿Acaso el trasfondo de la política postmoderna consista en una identificación entre idealidad y facticidad; entre utopía y realidad?
Ya más bien como propuesta, y como camino alternativo, se insiste en la relevancia y centralidad de la imaginación política y en la saludable separación entre los ideales y la realidad histórica. Sólo la tensión entre estos dos niveles, en forma de creatividad, de esfuerzo y de cambio, permite un espacio auténticamente humano.
